Un líder nunca puede estar «demasiado ocupado» para realizar cualquier cosa que se le pueda pedir.
Se debe estar siempre a disposición cuando la ocasión así lo requiere.
…y no por lo que hacen con lo que saben.
Un gran líder entrena a suplentes en quienes puedan delegar, a voluntad, cualquiera de los detalles de su posición, dejando atrás el temor y las dudas y multiplicando su liderazgo.
Para crear planes, guiar y superar las emergencias, se requiere imaginación.
Un líder no solo exige para que sus seguidores cumplan, sino que también reconoce y reclama honor por los logros conseguidos a quienes lo han llevado a cabo.
La falta de templanza o moderación destruye la resistencia y vitalidad del grupo,
No ser leal con quienes están por encima ni con quienes estén por debajo del líder.
El líder enseña mediante estímulos y no intenta atemorizar a sus seguidores.
El líder que intenta impresionar con su autoridad entra en la categoría de liderazgo por la fuerza.
El líder competente no necesita títulos para obtener respeto de sus seguidores.
Quien genera su estatus e insiste demasiado en su título, es que no tiene mucho en lo que apoyarse.