Según un estudio del «think tank» Civismo, un español destina de media prácticamente 6 meses del año a financiar íntegramente al estado.
Fuente: https://civismo.org/es/
El esfuerzo fiscal que un trabajador ha de realizar para para cumplir con sus obligaciones tributarias y fiscales varía en función de la comunidad autónoma. Cataluña se lleva la palma, los catalanes son los que más impuestos pagan.
A lo largo de su vida laboral, un trabajador destinará entre un 40% – 49% de lo que le corresponde en su salario. En cuyas nóminas, vienen descontadas previamente las cotizaciónes a la seguridad social, que se llevan la mayor parte.
Estimación de días de trabajo necesarios para el pago de los diferentes impuestos:
102 trabajados para las cotizaciones a la seguridad social + 35 días para el IRPF + 25 días para el pago del IVA + 11 días para impuestos especiales + 5 días para el pago de otros tributos
→ Lo que hacen un total de 178 días.
El día número 179 sería, por tanto, el día de la liberación fiscal, quedando por delante 187 de los 365 días del año en los que todo el dinero percibido estaría exento de pagar obligaciones fiscales.
La clave no es tanto el coste de mantener todo este estado de bienestar, más bien, lo indignarte es la falta de libertad a la hora de poder elegir un servicio público o privado. Quienes deseen optar por una vía de sanidad privada, educación privada y sistema privado de pensiones, es libre de financiar ÚNICA y EXCLUSIVAMENTE dichos servicios, quedando exentos de ejercer obligaciones fiscales extras por imposición del estado.
El estado ofrece multitud de servicios a la ciudadanía, sin embargo, el estado de bienestar, que viene siendo el producto estrella, no es más que una farsa cuyo único propósito es blanquear el bienestar de los políticos que viven a costa del esfuerzo de los demás.
A continuación, vamos a ver como el estado de bienestar, -constituido por la sanidad, educación y sistema de pensiones-, presentan graves carencias que no se ajustan a las enormes aportaciones económicas de los contribuyentes, y cómo muchos ciudadanos escogen vías alternativas a ese estado de bienestar.
Juan Ramon Rallo, con datos en mano → CONTRA EL ESTADO DE BIENESTAR
El estado de bienestar es una excepción a nivel mundial, y tiene principalmente representación en países ya desarrollados, es decir, no es un instrumento impulsor del crecimiento económico, mas bien, viene a ser una herramienta oportunista para los estatistas y, como veremos más adelante, para los populistas.
Además, este sistema permanece bajo el control del gobierno y secuestrado en manos de los políticos (en lugar de estar en manos de expertos en el sector), estableciendo un monopolio sobre el mercado que se evade a la hora de proveer los servicios tales y como el pueblo los demanda.
El objetivo pasar por establecer un bienestar social, sustituyendo así el bienestar del estado que, mediante la imposición fiscal, roba sistemáticamente una parte de la renta de todos los ciudadanos a cambio de un servicio el cual no importa si estás o no interesado en tomar parte de él.
Quienes me conocen bien, saben que una de mis aficiones es poner a parir el sistema educativo actual, o el de hace un siglo, total, son el mismo…
Pero si algo puede ocasionar el más profundo el escozor a un defensor de la educación pública estatal, son los datos referentes al abandono escolar:
Puedes consultar los datos en la web del INE (Instituto Nacional de Estadísticas), aunque lo más actualizado hasta ahora, son datos de 2018.
En cuanto a las posibles causas, muchos ponen el foco en la falta de becas para estudiantes.
En cuanto a las posibles causas, muchos ponen el foco en la falta de becas para estudiantes.
La alternativa planteada por políticas más liberales, apuestan por la sustitución de la educación estatal con el objeto de acabar con la mediocridad impartida en las escuelas, la falta de libertad educativa y el adoctrinamiento escolar, optando por la privatización y la implementación del llamado cheque escolar para quienes no dispongan de recursos.
Sanidad 100% gratuita, uno de los muchos deseo de cualquier estatista que sueña con un mundo utópico.
¿Es posible la existencia de una sanidad 100% gratuita para todos? → NO
¿Por qué? Porque dudo mucho que el personal sanitario esté dispuesto a trabajar a cambo de nada, o unas simples palabras de agradecimientos y un aplauso a las 8 de la tarde.
Hay que costear esa sanidad pública, y lo hacemos mediante los impuestos. RECUERDA: nada es gratis, todo viene pagado de algo.
Sin embargo, por más fondos destinados a financiar y mejorar este sistema sanitario, la existencia de centros privados parece inevitable. ¿Por qué? porque saben que hay un gran público que demanda servicios de mayor calidad.
La sanidad pública es lenta, está colapsada y tiene largas listas de espera.
¿Cuál es el verdadero problema de la sanidad pública? El hecho de estar gestionada por los políticos en lugar de expertos en sanidad y empresarios experimentados.
Los políticos han sido, son y serán por siempre, los peores gestores de los que puede disponer una sociedad, y todo por el simple hecho de que hacen lo que quieren con el dinero. Realmente no les importa malgastarlo, cualquier político sabe que el dinero no sale de sus bolsillos, sino del bolsillo ajeno. Por lo tanto, quienes defienden la existencia de una sanidad 100% «gratuita», deberían replantearse seriamente lo que supone regalar su voto a estos tipos que tantas cosas prometen y luego nada cumplen.
Actualmente no hay ningún partido que se presente como la contra-política, y se atreva a blindar la sanidad frente a las garras del estado, entregándola finalmente a profesionales y gestores experimentados. Quizás esto no llegue nunca, pero quien sabe lo que pueda ocurrir en un futuro.
El sistema público de pensiones está basado en un sistema de reparto fraudulento, como ya explicamos anteriormente en el artículo de: La Gran ESTAFA del sistema público de pensiones.
Los libertarios partimos de la idea de que los impuestos son un robo, dada su propia denominación de origen: IM-PUES-TO, de IM-PO-NER (mediante el monopolio de la fuerza). A partir de aquí, se abre la veda a debatir amistosamente sobre si son un robo necesario o del cual podríamos prescindir totalmente.
Pero vayamos a lo que realmente nos importa acerca de este tema que estamos tratando… → ¿Cuanto dinero de la nómina de un trabajador se van en impuesto?
Pues según los DATOS que maneja uno de nuestro economistas más prestigiosos, Juan Ramón Rallo, una persona que ingresa un sueldo de 16.000€ anuales, se le desvía una cantidad de entre 9.500€ y 10.000€ al año con destino a hacienda, procedente de las retenciones previas ya descontadas en la nómina y el posterior pago de los impuestos sobre el consumo, los impuestos especiales, IRPF, IBI, impuestos patrimoniales, etc, Así como el pago de tasas por temas burocráticos.
Ahora bien, suponiendo la eliminación de:
(+) aplicar los recortes en sanidad óptimos hasta garantizar un servicio mínimo de atención básica, la bajada de impuestos sería inminente, aumentando notablemente el poder adquisitivo de las personas, que serían mucho más libres económicamente para destinar las aportaciones deseadas a financiar su futura pensión, cobertura sanitaria y la educación de sus hijos, (en caso de tenerlos).
Y esto, -no olvidemos- sumado a las nuevas medidas adoptadas del cheque escolar para familias con pocos recursos y, por supuesto, los servicios ofrecidos por un sector asegurador creciente y más competitivo, donde cada uno escoja si ser cliente o no, y tener capacidad real para costear el tipo de asistencia acorde a sus necesidades e intereses.
→ ¿Es entonces posible instaurar un bienestar social?
Imaginemos un modelo de bienestar social compuesto por:
Sería una idea perfectamente posible de llevar a la practica, sin embargo, no será aceptada con facilidad, porque como veremos más adelante en otro artículo, los españoles, en su mayoría, son amantes incondicionales del estado y lo «gratuito», algo que sería respetable si los gobiernos que llegan al poder, no pisotearan nuestros derechos y libertades individuales, y tuviesen la decencia de destinar los fondos públicos a financiar lo que verdaderamente muchos demandamos:
Y hasta aquí, este artículo que desmonta al -mal llamado- estado de bienestar, y que debería pasar a llamarse desde hoy mismo, el bienestar del estado, o lo que es lo mismo, el bienestar de los políticos.
Los conceptos de presión fiscal y esfuerzo fiscal son interesantes a la hora de debatir sobre una supuesta subida o bajada de impuestos.
Lo difícil no es encontrar datos y contrastarlos con los de otros países, incluidos países modelos como habitualmente son Alemania, Suecia, Noruega o Finlandia. El problema es que los políticos y algunos «economistas» acostumbran a hacer un uso incorrecto de estos datos para sacar conclusiones inciertas, es decir, no hacen una buena interpretación con el manejo de los datos.
La presión fiscal hace referencia a la recaudación que obtiene el estado en porcentaje del PIB. Esta recaudación se consigue por medio de impuestos, tasas y otros tributos.
EL PIB (producto bruto interno) es una magnitud utilizada en macroeconómica y que expresa el valor monetario de la producción de bienes y servicios de demanda. Es decir, lo que produce un país y es consumido / adquirido por las personas en un determinado periodo de tiempo. Por lo tanto, todos estos bienes y servicios producidos tienen un valor para el consumidor, ya que está dispuesto a pagar por él, y cualquiera podría considerar el PIB un indicador de la riqueza que genera un país en términos económicos, sin embargo, eso nos llevaría a ignorar otros datos importantes como la deuda pública y el déficit público.
El esfuerzo fiscal hace referencia al esfuerzo que una persona debe hacer para pagar impuestos, tasas y otros tributos y afrontar, por tanto, a la presión fiscal impuesta por el gobierno. Este esfuerzo se calcula en base al PIB por cápita, y bajo el índice de Frank, la fórmula resultante sería la siguiente:
Aunque el resultado obtenido quizás no sea muy convincente dada la implicación del PIB per cápita (como veremos a continuación), dejo aquí algunos ejemplos:
España: 35,2 / 100 / 26.440 x 10.000 = 0.133
Alemania: 41,3 /100 /41.350 x 10.000 = 0.01
Francia: 48,2 /100 / 35.960 x 10.000 = 0.134
Irlanda: 22,8 /100/ 70.470 x 10.000 = 0.032
(Más abajo dejo la fuente de donde he extraído los datos de la presión fiscal y el PIB per cápita de los distintos países).
→ Los ciudadanos en España ejercen un esfuerzo fiscal superior a la media de la Unión Europea, siendo Portugal el país que presenta el índice más elevado.
La renta per cápita o PIB per cápita es un indicador de productividad y desarrollo económico utilizado para medir el rendimiento de las condiciones económicas y sociales de un país.
Hay estudios que muestran que la renta per cápita está positivamente correlacionada con la calidad de vida de los habitantes de un país. No obstante, el simple hecho de la medición de una renta, no lo considero yo especialmente, un buen dato medidor de lo que viene siendo la calidad de vida de un ciudadano.
El PIB per cápita se obtiene de dividir el PIB de un país entre el número de habitantes. Pero esta cifra numérica obtenida como resultado, en muy genérica, y no tiene en cuenta las desigualdades existentes entre las rentas altas y las rentas bajas.
La renta per cápita tampoco determina el verdadero poder a dquisitivo de una persona, es decir, la capacidad económica que esta tiene para poder adquirir y consumir productos y servicios, determinando así, su riqueza económica. De modo que yo puede tener un sueldo bajo en comparación con otra persona, pero vivir en una ciudad donde todo es mucho más barato, pudiendo así disfrutar de una buena vida.
También es importante tener en cuenta que, si bien es cierto que una persona está en situación de obtener grandes ingresos, puede darse el caso de tener al mismo tiempo, muchos gastos y deudas por pagar, y que para mantener sus sus ingresos, trabaja la mayor parte del día y apenas dispone de tiempo libre. Su vida en dicho caso estaría muy condicionada en lo económico, y la calidad de vida no se vería reflejada en otros ámbitos como puede ser la salud, la familia, los amigos, viajar, etc.
El PIB per cápita tampoco tiene en cuenta el agotamiento de ciertos recursos naturales, que obligaría a plantear serias alternativas innovadoras para seguir manteniendo la capacidad de producción. Otro factor que también ignora, es la contaminación, que afecta negativamente a la salud y el bienestar social.
Por suerte, hay muchos otros indicadores que se usan como alternativa al PIB per cápita, como por ejemplo, el índice de desarrollo humano (IDH), más interesante a la hora de tomar como dato en mi opinión.
Lo importante es conocer a qué hacen referencia cada uno de estos términos e índices económicos, y luego darle al coco para intentar sacar nuestras propias conclusiones, evitando así, el hecho de dejarnos llevar tan fácilmente por el engaño del político populista de turno, o el economista vende humos de moda.
A continuación, dejo un vídeo de Economic Pills en donde nos explica los conceptos de Presión fiscal y esfuerzo fiscal, y como siempre, haciendo uso de sus buenas animaciones. (A este vídeo le siguen dos más que podrés encontrar al finalizar esta primera parte).
Cualquiera que no disponga de un mínimo de conocimiento, dudaría mucho de lo que acaba de leer, aunque sea cierto que → no toda subida impositiva conlleva a un aumento de la recaudación.
Y es que una indebida subida de impuestos, puede hacer reducir el consumo, con ello la demanda de ciertos bienes y servicios, llegando incluso a generar desempleo y un incremento de la economía sumergida, (trabajo en negro y va a pagar impuestos quien yo se).
► Fuente con datos sobre:
→ Países de la Unión Europea: PIB anual, PIB per cápita, IDH, Deuda y déficit público.
→ Datos a nivel mundial de la presión fiscal.
En España la presión fiscal se sitúa en torno al 34% y 35%, cifras que distan bastante del 46% de Francia (con la presión fiscal más alta), o del 41% de media en la Euro-zona.
Muy a tener en cuenta que, no es lo mismo tener una presión fiscal del 41% cuando los ciudadanos mantienen aun así, un buen nivel de vida, con buen poder adquisitivo y capacidad de ahorro cada mes, que una presión fiscal del 34% cuando una familia se ve obligada a hacer malabares para llegar a fin de mes, dado que su poder adquisitivo no es tan fluido ni sostenible a largo plazo, donde la presión fiscal se come las posibilidades de ahorro.
Como se puede observar en la tabla (sobre datos del PIB), España posee una renta per cápita bastante inferior en comparación a países con mayor presión fiscal. Quizás, lo que los políticos deban replantearse, sea facilitar la mejora del tejido productivo y el crecimiento de una industria más competitiva a nivel global, con el fin de incrementar el PIB, lo que aumentaría indirectamente la recaudación.
Quizás el objetivo esté en un reducción fiscal, teniendo en cuenta algunos cálculos realizados en los que se demuestra que España es uno de los países de la Unión Europea con mayor esfuerzo fiscal.
Los españoles pagamos demasiados impuestos para lo que el estado nos ofrece a cambio. El producto estrella es ese «pack completo» (de obligatorio pago) al que llaman estado de bienestar, que como acabamos de ver, no es más que la excusa perfecta para el bienestar de nuestros políticos y sus amigos parásitos.
→ Libertad TV sale a la calle para preguntar a los jóvenes sobre el expolio fiscal al que nos somete el Estado.
Bueno, hasta aquí la demostración de que en España se pagan muchos impuestos y que estos no se materializan en los resultados que deberían. Esto no ha de sorprender a nadie, cabe recordar que el dinero está en manos de los políticos, y que estos hacen con él lo que quieren, beneficiándose especialmente ellos.
Después de leer esto, no olvides llamar a las cosas por su nombre → no existe el llamado estado del bienestar, sino el bienestar del estado.