El éxito es lo que todos buscamos cuando hacemos algo, independientemente de si el logro sea mayor o menor al final del recorrido, este siempre tiene sabor a victoria. El éxito además, tiene relación directa con la felicidad, aunque no sea en todas las direcciones ni en ambos sentidos.
La palabra éxito proviene del latín exĭtus, que significa ‘salida’. Cualquier recorrido cuenta con una meta inicial y una meta final, o lo que es lo mismo, una puerta de entrada y otra de salida. En cualquier caso, iniciar el recorrido es también una decisión, algunos la consideramos incluso la más importante, así que no deja de ser un logro desbloqueado.
Cuanto más nos aproximamos a la salida, más emociones positivas experimentamos, satisfacción, orgullo, felicidad…Está claro que cuando alguien dice, «solo quiero ser feliz», lo que busco es la felicidad», etc, de lo que verdaderamente está hablando es del éxito, una combinación de sensaciones positivas resultado de toma de decisiones, enfoque, esfuerzo y perseverancia.
Dicho esto, para ser felices lo primero que debemos hacer es proponernos cosas que queramos lograr con éxito. Solo quienes se conoces así mismos, saben lo que quieren y porqué.
El éxito se define como el resultado que hace feliz a la persona que lo consigue. Esta definición se aplica en cualquier ámbito de la vida mientras una persona adquiera algo, ya sea un estatus social o un bien material.
Sin embargo, sentirse exitoso no es tan sencillo como parece, puesto que no cualquier logro conduce a las personas a sentirse exitosas en la vida. Se debe lograr algo que verdaderamente sea importante y tenga valor para nosotros.
Soy sencillo: éxito es conseguir aquello que te propones, y también soy claro, no todo vale. Soy de esas personas a las que el fin no justifica los medios, creo que hay formas distintas de hacer las cosas, y cuando es así, uno debe saber escoger la mejor. En caso de que solo hubiese una manera de lograr algo, no hay nada que discutir, ¡pasemos a la acción!
Se que el sentimiento de felicidad no aparece solo al final, uno también disfruta de lo que hace y aprende durante el camino, lo cual te hace sentirse satisfecho y orgulloso pese a no haber conseguido todavía lo más grande que está por llegar.
Es importante saber elegir bien lo que buscamos y queremos lograr, no le veo mucho sentido a encaminarse en una dirección por la que no vamos a sentirnos realizados, y pensando cada cierto tiempo en dar marcha atrás.
Pues lo dicho; «A mí me daría vergüenza ganar una Champions así» – José Mourinho
Pese a que muchos así lo quieran, Éxito NUNCA se casará con Felicidad, y no lo hará por una sencilla razón, a pesar de que el éxito sí te permite ser feliz, la felicidad no te brinda la oportunidad de sentirte exitoso.
Considero importante mantener las diferencias.
Quizás no sea necesario enfocarse tanto en las diferencias entre felicidad y éxito de uno mismo, aun así, he decidido contar 2 breves historias que nos muestran situaciones muy distintas, pero donde la sensación de felicidad, es un resultado inevitable y a veces hasta inesperado.
Una joven estudiante universitaria, preparaba sus últimos exámenes antes de alzarse con su titulación tras 4 años de mucho esfuerzo. En su última batalla por la conquista del graduado, se vería las caras con cuatro materias distintas, de las cuales, una apuntaba a ser la que aguaría la fiesta.
Con un sol radiante en pleno mes de mayo y con el verano llegado por adelantado, la chica se comprometió a dedicar la mayor parte de su tiempo a prepararse el examen más difícil. El objetivo era evidente, pero mientras que tres de las asignaturas no suponían gran dificultad para ella, todos los ojos estaban puesto en la otra restante. Una materia que desde hacía tiempo se le resistía, y podía causarle un triste episodio de fracaso en su carrera.
Llegó la hora de la verdad, y tras realizar los exámenes, los resultados tan ansiados no se hicieron esperar. La primera nota fue de un sobresaliente, ella apenas se inmutó, «Fue bastante fácil el examen, la verdad» añadió. La segunda nota llegó con notable, tampoco pareció importarle, «Sabía perfectamente que lo aprobaría, ¿por qué debería sorprenderme?» explicó cuando le preguntaron que por qué no se alegraba al oír la noticia.
Quedaban dos notas por publicarse, los nervios crecían y entonces llegó el momento decisivo, la prueba más difícil fue superada con un triste pero importantísimo 5 pelado «¡VAMOS! ¡He aprobado, he aprobado!» gritaba eufórica. -Joder, sacas notazas y te dan igual, pero luego tienes un 5 y lo celebras como si fuese matrícula de honor, no hay quien te entienda- añadió una de sus amigas.
Al final, los cuatro exámenes fueron aprobados, pero realmente solo uno de ellos le hizo sentirse exitosa, la dificultad y el duro esfuerzo durante semanas hicieron que el 5 fuese el mayor logro en aquel momento. El verdadero desafío había sido superado, y la batalla más importante acabó con victoria, el resto quedó en un segundo plano ante la facilidad y la certeza de que no supondrían ningún problema para el objetivo principal.
¿Se hubiera sentido igual de exitosa si todo hubiese sido igual de fácil? ¿Hubiera sido realmente un desafío para ella y supuesto un logro tan reconocido de ser así? No cualquier cosa vale cuando se trata de sentirse exitoso en la vida, depende de nosotros mismo. Contra mayor sea el desafío, mayor será la recompensa.
No salió de casa durante meses y se tomó muy enserio la práctica del 24/7
Finalmente, terminó con el desarrollo de su aplicación y realizó un desembolso de dinero que nadie hubiera imaginado. «El marketing y la publicidad son esenciales, en la vida no triunfa lo que es mejor, sino lo que se sabe vender» afirmaba.
Después varios meses más donde las negociaciones eran el pan de cada día, consiguió anunciar su nueva app en diferentes medios, e incluso publicó un anuncio para la televisión. Su proyecto fue todo un éxito, con cientos de descargas al día e ingresos sin límites que le permitieron recuperar toda la inversión antes de acabar el año.
Ahora tiene su propia empresa de desarrollo de aplicaciones, sin embargo, apenas dedica tiempo a programar, cuenta con un equipo encargado de hacer las tareas que el prefiere solo tratar de vez en cuando, ha delegado la mayor parte de sus funciones más tediosas y dedica la mayor parte de su vida a viajar y dar conferencias sobre desarrollo de aplicaciones, marketing y charlas para emprendedores.
Su trabajo le ha hecho tener una vida extraordinaria, y aunque tú no has influido en prácticamente nada a la hora de alcanzar o no su éxito, te sientes orgulloso de seguir siendo su amigo, y muy feliz de que te pida viajar junto a él por distintos lugares del mundo y pegarte unas fiestas de la ostia.
Ahora sí, creo que esta es la clave principal del éxito, saber donde se encuentra inicialmente para poder materializarlo en grandes logros.
A lo largo de la historia de la humanidad, ha habido muchas mentes brillantes y personas de grandes éxitos. No es casualidad que todas las personas exitosas muestren características en común, (rasgos de la personalidad, maneras de entender la vida y formas de actuar). Muchas personas han sido entrevistadas, evaluadas y comparadas. Uno de los estudios más prestigiosos sin duda fue el de Napoleon Hill, quien llegó a entrevistar hasta 500 familias ricas de los Estados Unidos. Pero ningún trabajo mejor hecho que el de escuchar, leer y entender como son las personas exitosas por nosotros mismos. Ahí fuera hay miles de personas de grandes logros que han escrito su historia, todas son diferentes, pero todas tienen algo en común, unos protagonistas programados mentalmente para el éxito sin importar donde, cómo ni con cuanto empezaron.
Tanto la pobreza como la riqueza son estados mentales, así que podemos afirmar que el éxito y el fracaso al igual que la riqueza y la pobreza, conviven en nuestra mente.
Si has leído el libro Piense y hágase rico de Napoleon Hill, llegarás a conclusiones como esta:
Napoleon Hill dedicó 25 años de su vida a observar el comportamiento de personas con grandes logros, estudiando así, la manera de pensar y de actuar de cada uno de ellos, obteniendo una larga lista de cosas en común. Gracias a su obra, podemos conocer el principio de autosugestión, el poder del deseo ariente y los 13 pasos hacia el éxito y la riqueza.
Otros autores como T. Harv Eker, nos muestra como el éxito es una habilidad como cualquier otra y que podemos aprender. También enseña el concepto de Mente Millonaria, con el que entender mejor cómo funciona la riqueza y cómo crearla.